Anocheceres de domingos
Hoy leí el post de Zorra y me inundaron los recuerdos de hace tanto tiempo. La tristeza inabarcable de las tardes de domingo, las desilusiones y broncas por no poder hacer lo que quería. Desear ser grande y hacer todo a mi antojo. Hoy que ya soy grande y no puedo hacer todo lo que quiero, pero como soy muy flexible me adapto y hago lo que puedo y trato de ser felíz , sigo recordando esa sensación y trato de que cuando soy yo la que no dejo a otros hacer lo que quieren (mis chicos) ellos no se sientan tan mal, algunas veces lo logro, otras no. Hoy pienso en esa época y disfruto el haber hecho muchas cosas y no reniego por las que no pude hacer, pero igual me dan tristeza los anocheceres de domingo.
La fiebre de un sábado azul y un domingo sin tristezas.
Esquivas a tu corazón y destrozas tu cabeza,
y en tu voz, sólo un pálido adios
y el reloj en tu puño marcó las tres.
El sueño de un sol y de un mar y una vida peligrosa
cambiando lo amargo por miel y la gris ciudad por rosas
te hace bien, tanto como hace mal
te hace odiar, tanto como querer y más.
Cambiaste de tiempo y de amor y de música y de ideas
Cambiaste de sexo y de Dios de color y de fronteras
pero en sí, nada más cambiarás
y un sensual abandono vendrá y el fin.
Y llevas el caño a tu sien apretando bien las muelas
y cierras los ojos y ves todo el mar en primavera
bang, bang, bang hojas muertas que caen,
siempre igual, los que no pueden más se van.
Seru Giran